Desde el pasado 14 de febrero, cuando ingresó en el Hospital Gemelli de Roma, la salud del Papa Francisco atravesaba por un momento extremadamente delicado debido a una neumonía bilateral. Esta mañana, sólo unas horas después de asomarse al balcón del Vaticano para ofrecer la Bendición Urbi et Orbi, el Lunes de Pascua ha amanecido con la noticia del fallecimiento de Jorge Bergoglio: el fanático de San Lorenzo… que llegó a convertirse en el Papa Francisco.

El amor del Papa Francisco hacia San Lorenzo

El Papa Francisco siempre será recordado como el primer Sumo Pontífice nacido en Latinoamérica. Concretamente, un 17 de diciembre de 1936 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Durante su infancia, a pesar de reconocer que no era el mejor entre su grupo de amigos, Jorge Bergoglio pasaba las horas jugando al fútbol con una pelota de trapo por las canchas del porteño barrio de Flores.

“Siempre me gustó jugar al fútbol, daba igual que no fuera muy bueno. En Buenos Aires, a los que eran como yo los llamaban 'pata dura'. Algo así como tener dos pies izquierdos. Pero jugaba. A menudo hacía de portero”, reconoció en su autobiografía ‘Esperanza’, escrita por el periodista italiano Carlo Musso basándoselas en las múltiples conversaciones que mantuvo con el Papa Francisco.

El ‘milagro’ del Papa Francisco con San Lorenzo

Nacido en Buenos Aires, la mayoría de sus amigos eran seguidores de Boca Juniors o River Plate. Algunos, también de Racing o Independiente. Pero Jorge Bergoglio, que siempre ha mostrado su bondad con las minorías, se convirtió en el socio número 88.235 N-0 de San Lorenzo. De hecho, durante sus tiempos como Cardenal de Buenos Aires, cada 1 de abril siempre oficializó una misa en la capilla situada en la Ciudad Deportiva de Bajo Flores para celebrar el aniversario del club.

El 13 de marzo de 2013, Jorge Bergoglio sucedió al Papa Benedicto XVI bajo el nombre de Francisco… y no tardó en obrar el primer ‘milagro’ en favor de su querido San Lorenzo, que unos meses después esquivó el descenso a Segunda División y, posteriormente, se proclamó campeón de la Copa Libertadores en 2014. En Argentina, este ‘milagro’ fue bautizado como el ‘efecto Francisco’, quien le llegó a reconocer a un periodista que “desde que tienen mi cara en la camiseta ganan todo”.