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Ronda Rousey habla de los peligros de las Artes Marciales Mixtas y niega su regreso al UFC
Ronda Rousey, ex campeona y pionera en la categoría femenina de la UFC, ha admitido que no está en condiciones neurológicas para considerar un regreso a la promoción líder en artes marciales mixtas (MMA). Durante su carrera, Rousey sufrió múltiples golpes y traumas que han impactado su salud física y mental, especialmente en su última etapa con la compañía antes de su retiro. A pesar de los rumores ocasionales sobre un posible regreso, Rousey subraya que su bienestar es su prioridad, y no se siente segura para competir al más alto nivel, ni ahora ni en el futuro.
"Los rumores sobre mi regreso siguen apareciendo de vez en cuando, y supongo que es halagador que me echen de menos," comentó Rousey en una entrevista para el podcast Insight. "Pero, sinceramente, no va a suceder. No estoy neurológicamente capacitada para competir al máximo nivel. Simplemente no puedo," aclaró.
Esta declaración subraya los riesgos a largo plazo asociados con los deportes de combate, donde los atletas como Rousey pueden enfrentar consecuencias neurológicas graves debido a los repetidos impactos en la cabeza. Rousey, una figura clave en la popularización de las MMA femeninas, ofrece un recordatorio contundente sobre la importancia de la salud y seguridad en el deporte.
Ronda Rousey señala que las lesiones neurológicas se acumulan con el tiempo y no mejoran. "Cuando comencé en las MMA, ya había sufrido una docena de conmociones cerebrales que soporté sin detenerme. Vivía con síntomas de conmoción durante una década," explica.
"Al principio, estaba jugando un juego sin margen de error. Peleaba más a menudo que nadie y asumía más responsabilidades fuera del octágono que la mayoría. Llegó un punto en que golpes cada vez más ligeros me lastimaban más. No podía recibir un jab sin marearme o sin experimentar síntomas de conmoción cerebral. Finalmente, se hizo evidente que no era seguro para mí seguir peleando. Simplemente, no podía continuar a ese nivel tan alto," revela en un discurso honesto sobre las graves consecuencias de competir al máximo nivel.
El primer gran aviso, y casi definitivo, ocurrió en noviembre de 2015. Ronda Rousey sufrió una derrota por knockout ante Holly Holm, tras recibir una patada en la cabeza que la dejó fuera de combate por más de un año. Al regresar, no parecía la misma. En diciembre de 2016, Amanda Nunes acabó su carrera en la UFC en menos de un minuto, evidenciando que Rousey ya no podía soportar golpes severos en el octágono.
A pesar de su retiro de la UFC, Rousey ha continuado su carrera en otros ámbitos, como la lucha libre profesional (WWE) y la actuación. Su decisión de no regresar a la UFC subraya su madurez y enfoque en el bienestar a largo plazo, demostrando que para ella la salud es prioritaria sobre cualquier logro deportivo adicional.